Qué son las barreras arquitectónicas y urbanísticas
La calidad de vida urbana deriva de la combinación del medio ambiente, de los espacios arquitectónicos, de la economía de una ciudad y de la gestión de la misma, del estado de bienestar, de la cohesión social…es decir, de múltiples y complejos factores. Una ciudad con buena calidad de vida es aquella en la que todas las personas pueden desarrollarse y tener una vida plena y satisfactoria. Por supuesto, para que dicha calidad de vida sea completamente real deben evitarse todos aquellos obstáculos o problemas que generen discriminaciones, es decir, que la ciudad debe ofrecer calidad, seguridad y confort para todos sus ciudadanos en favor de la igualdad de oportunidades. Sin embargo, y lamentablemente, esto es algo que a menudo no ocurre con las personas que sufren algún tipo de discapacidad o problema de movimiento, puesto que son muy frecuentes las llamadas “barreras arquitectónicas y urbanísticas” que les impiden o dificultan ese bienestar social.
Afortunadamente, en muchas partes del mundo, sobre todo en los países más desarrollados, se ha tomado interés en solucionar las barreras arquitectónicas a escala legislativa; una situación que posteriormente se traslada a las fases de planificación, proyecto y obra. Las soluciones técnicas a cada barrera arquitectónica son enormes a día de hoy y esto prueba el interés existente en hacer las ciudades y los edificios más accesibles a todas las personas. Hoy se cuenta con plataformas elevadoras, ascensores, salvaescaleras y rampas móviles para solucionar problemas de acceso por escaleras o con grandes desniveles pero también para acceder a medios de transporte como son las rampas en autobuses; por otra parte existen dispositivos luminosos y sonoros para ayudar a invidentes y personas sordas a moverse de forma más segura por las calles de sus ciudades; son tan solo algunos ejemplos de cómo han evolucionado las soluciones para eliminar las barreras arquitectónicas.
Tipos de barreras arquitectónicas
Las barreras arquitectónicas y urbanísticas pueden ser varias, y entre ellas destacan:
- Aquellos obstáculos físicos que impiden de manera grande o notable la comodidad a la hora de moverse, especialmente para aquellos que tienen una movilidad reducida o deteriorada, ya sea de forma permanente o no.
- Aquellos obstáculos o barreras que, o bien limitan o impiden a cualquier persona, la utilización cómoda y segura de determinados espacios u objetos.
- También se denomina barrera a la falta de medidas e indicadores que permitan la orientación y el reconocimiento de lugares, y/o peligros potenciales para cualquier persona, y en particular para personas ciegas o con discapacidades motoras o auditivas.
Quién se ve afectado por este tipo de barreras
- Personas de edad avanzada.
- Personas con discapacidad de tipo visual, auditivo o comunicativo.
- Personas con problemas totales o parciales de movilidad (usuarios de silla de ruedas, personas con discapacidad en las extremidades o dificultades para caminar…).
- Embarazadas y personas al cargo de bebés o niños.
- Personas de altura demasiado baja o alta o personas con obesidad severa.
- Personas que portan objetos voluminosos, como por ejemplo maletas o carros de bebés.
Qué tipos de barreras existen en las ciudades
Para las personas que tienen algún tipo de discapacidad o problema de movimiento, las barreras pueden estar en casi cualquier parte de la ciudad, y van desde la ausencia de rampas para sillas de ruedas, edificios sin ascensores o puertas giratorias, hasta adoquines en mal estado, inodoros públicos inaccesibles o tiendas con doble planta y escaleras. Pero las personas con otro tipo de discapacidad, como los problemas de lenguaje o el autismo, también encuentran múltiples barreras urbanísticas como el exceso de población o de ruido. Por tanto este es un problema bastante serio que, afortunadamente, ya ha sido tratado en casi todos los países con legislaciones que se encargan de velar por los derechos y por garantizar la accesibilidad para todos. O al menos en teoría, porque a la hora de la verdad las barreras siguen bloqueando el uso y disfrute de la ciudad para muchísimas personas.
Un simple paseo por cualquier calle, grande o pequeña, seguro que nos revelará múltiples problemas arquitectónicos y urbanísticos relacionados con la movilidad, como un número de ascensores insuficiente, pocas zonas de sombra o de asientos, aceras con rotos, alcantarillas destapadas, escasez o ausencia de baños públicos, aceras estrechas, semáforos mal regulados…problemas cotidianos que, aunque tienden a normalizarse, lo cierto es que limitan (y mucho) el acceso de determinadas personas a una amplia gama de lugares, incluso hasta el punto de no poder salir casi de sus casas, lo que fomenta la soledad y la ausencia de socialización y ocio de las personas con dificultad de movimiento o algún tipo de discapacidad.
Elementos básicos para rediseñar y adaptar las ciudades
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Puntos diversos de ascensores
Los ascensores son uno de los elementos más útiles a la hora de eliminar barreras urbanísticas, y por ello cada vez son más las comunidades de vecinos que están obteniendo ayudas para su instalación, o las instalaciones de metro que están adecuando sus estaciones para todo tipo de población, aumentando así la accesibilidad a la ciudad.
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Plataformas elevadoras
Las plataformas elevadoras son una buena solución para actualizar espacios y estructuras sin inversiones demasiado costosas o lentas, aunque también tienen sus desventajas, y es que no son demasiado útiles en edificios de demasiada altura al no alcanzar apenas velocidad. En superficies comerciales también son cada vez más habituales, sobre todo para salvar los típicos peldaños de las entradas principales o para permitir el acceso a una segunda planta en edificios de escasa altura y profundidad.
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Instalación de salvaescaleras
Los salvaescaleras son muy recurridos en las ciudades, ya que permiten la independencia de muchas personas con problemas de movilidad sin tener que reestructurar toda la arquitectura de un espacio en el que no exista ascensor o no se necesite porque no hablemos de grandes alturas. Eso sí, debemos tener en cuenta que, aunque no supongan una inversión inicial tan grande como la de un ascensor, sí que necesitan un mantenimiento muy preciso para garantizar la seguridad de sus usuarios. Por otra parte, debemos tener en cuenta que los salvaescaleras no acaban con las barreras a nivel global, ya que personas que necesiten portar carros de bebés o ancianos con carros de la compra, no podrán verse beneficiados.
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Diseños inteligentes y colectivos
Adaptar el entorno construido a las necesidades de todos los posibles usuarios de una ciudad, significa tener en consideración absoluta a las personas con movilidad reducida, pero también a otras que tengan discapacidades de tipo más sensorial, o a otros colectivos diversos como el de las embarazadas o los ancianos y los niños. Con respecto a la discapacidad sensorial, no podemos olvidar que las personas con ceguera o sordera, por ejemplo, también se pueden ver beneficiadas de mejoras urbanísticas y arquitectónicas, como en el uso y acceso a los medios de transporte. Por ello, para acometer debidamente la eliminación de dichas barreras existentes en las ciudades, deberá tenerse siempre una visión global de todas las realidades y problemas sociales posibles.
Cambios producidos para eliminar barreras arquitectónicas y cosas por hacer
Aunque se han introducido muchos cambios y avances en este sentido, como por ejemplo los sonidos en los semáforos o autobuses con aviso de paradas, o las aplicaciones de mapas interactivos de navegación, lo cierto es que queda bastante por hacer y siempre se posterga. De hecho, este tipo de aplicaciones de mapas y recorridos también suelen olvidarse de las personas con discapacidades, no contemplando cosas tan básicas como la presencia de bordillos o rampas. Y las consecuencias de todo esto son bastante graves, pues conducen a la desmotivación de todos los afectados, así como a una imposibilidad de desarrollarse plenamente en una ciudad como el resto de personas.
Si las ciudades no se diseñan correctamente pueden convertirse en entornos incapacitantes y hostiles, y no solo por las barreras arquitectónicas. Queda mucho por hacer, por tanto, en cuanto a la eliminación de las barreras arquitectónicas y urbanísticas, pero también son muchos ya los que trabajan con plena dedicación a ello. Y es que las calles son de todos, por lo que nadie tiene que verse discriminado por el hecho de pisarla y de acceder a sus espacios y, mucho menos, verse abocado a observar la ciudad a través de una ventana. La necesidad de mejorar la calidad y el acceso a las ciudades es evidente, y es que de ello depende algo tan vital como que se conviertan en entornos amables e inclusivos para todos.