Tener una piscina en la comunidad puede ser una gran ventaja en los meses de verano. El hecho de poder refrescarse sin tener que acudir a un centro municipal y sin tener que desplazarse de la propia vivienda es un punto muy a favor en la elección de una casa para muchas personas.
Sin embargo, no todo son ventajas cuando se cuenta con un lugar propio para bañarse: el mantenimiento de piscinas comunitarias puede ser muy caro si se decide dejar en manos de terceros, o bastante pesado si son los propios vecinos los que se hacen cargo de él.
El principal problema es que no existe mucha información sobre cómo realizar un adecuado mantenimiento de piscinas comunitarias, por lo que la mayoría de juntas de vecinos deciden contratar a equipos de limpieza profesionales que normalmente cobran una gran suma de dinero por hacerlo. Para tratar de ayudarte a ahorrar en este sentido, hoy te contamos todo lo que necesitas saber si en tu comunidad habéis decidido preparar la piscina para el verano por vuestra propia cuenta.
Pasos a dar en el mantenimiento de piscinas comunitarias
A pesar de que limpiar de forma casera una piscina comunitaria puede parecer muy intimidante, lo cierto es que tan solo hay que seguir una serie de pasos para dejarla lista para su uso. Estos pasos variarán ligeramente en función de si habéis decidido cambiar el agua después del invierno o por el contrario queréis aprovechar la del año anterior; pero en general serán muy similares en todas las ocasiones.
Así, el procedimiento a dar para realizar el mantenimiento de la piscina será el siguiente:
- Limpiar las paredes de la piscina y la superficie del agua, en el caso de haberse conservado durante el invierno.
- Tratar el agua para conseguir el pH adecuado.
- Añadir cloro u otro agente conservante.
- Limpiar los filtros y ponerlos en funcionamiento.
- Llevar a cabo un mantenimiento periódico del agua.
A continuación veremos en qué consiste cada uno de estos pasos.
1- Limpiar las paredes de la piscina y la superficie del agua
El primer paso del mantenimiento de piscinas comunitarias es, probablemente, el más engorroso de todos. Después de varios meses sin usar las instalaciones, es más que probable que tanto las paredes y el borde como el agua (en caso de haberse conservado durante el invierno) necesiten una buena limpieza antes de poder abrirlas para el público.
La mejor forma de llevar a cabo esta parte del proceso dependerá en gran medida de si la piscina todavía mantiene el agua del año anterior o no. En caso de que esté vacía, la limpieza de las paredes y los bordes es relativamente sencilla: tan solo hará falta utilizar un buen cepillo para desincrustar la posible suciedad que se haya acumulado, aclarando luego la zona con agua para que quede totalmente limpia. Después, tan solo habrá que llenar la piscina con agua limpia antes de pasar al siguiente punto.
Sin embargo, si la piscina todavía está llena después del invierno, el proceso se vuelve bastante más complejo. Evidentemente, no es posible cepillar el suelo manualmente, por lo que será necesario utilizar un limpiafondos para ello. En cuanto a las paredes y los bordes, un cepillo con mango largo puede bastar para desincrustar la suciedad, aunque será más difícil conseguir unos resultados perfectos.
Otro factor que hay que hay que tener en cuenta si se decide limpiar la piscina manualmente incluso cuando está llena es que la suciedad que se desincruste con el cepillo y el limpiafondos irá a parar al agua. En principio, el filtro debería encargarse de eliminar la mayor parte de ella; pero en ocasiones será necesario utilizar la pértiga con red para recoger las partículas más grandes hasta que el líquido quede completamente limpio.
2- Tratar el agua para conseguir el pH adecuado
Una vez que se ha conseguido eliminar la suciedad de las paredes, el fondo y los bordes, el siguiente paso es realizar un tratamiento del líquido para conseguir que se conserve el máximo tiempo posible. Para ello, lo más importante es mantener un nivel de pH entre 7 y 7,8. Esto hará que el agua se deteriore de manera más lenta, además de evitar la aparición de todo tipo de algas y microorganismos.
En este sentido, lo primero que se necesita es un medidor del pH, que puede conseguirse por alrededor de 20 euros. Después, en función de los resultados que haya dado el test, lo más probable es que haya que aplicar algún tipo de método para aumentar o disminuir la acidez del agua. Existen distintas alternativas que se pueden utilizar en este sentido, siendo algunas de las más comunes las siguientes:
- Aplicar cloro en tabletas.
- Añadir oxígeno activo al agua.
- Realizar una electrólisis salina.
Cada uno de estos procesos se lleva a cabo de manera diferente; pero por suerte, cuando compras un kit para el mantenimiento de piscinas, suelen estar incluidas unas instrucciones que te guiarán paso a paso en función del nivel de pH que tenga el agua antes de comenzar.
Es fundamental que consigas un nivel de pH de entre 7 y 7,8 antes de continuar con el siguiente paso. De lo contrario, no obtendrás buenos resultados incluso aunque hagas todo lo demás perfectamente.
3- Añadir cloro u otro agente conservante
Una vez que se ha alcanzado un nivel adecuado en el pH de la piscina, el siguiente paso es añadir algún tipo de agente conservante que garantice el mantenimiento de las buenas condiciones del agua y evite la aparición de algas y otras sustancias indeseables en la misma.
En general, la sustancia más utilizada para conseguir este objetivo es el cloro. Este elimina todo tipo de compuestos orgánicos en el agua, y evita la formación de sustancias tóxicas para la piel y dañinas para la salud humana. Se pueden encontrar muchos tipos de cloro, entre los que destacan el que viene en pastillas o en gránulos, y los compuestos clorados que también incorporan otras sustancias como antialgas.
En principio, si sigues las instrucciones del agente clorador al pie de la letra, no deberías tener ningún problema. Sin embargo, el cloro también tiene una serie de contraindicaciones que hacen que cada vez más personas estén optando por utilizar un agente conservante alternativo. Estas otras soluciones pueden ser más caras o más complicadas de aplicar, pero también tienen una serie de ventajas muy interesantes.
Entre las alternativas más habituales al cloro para el mantenimento de piscinas comunitarias podemos destacar las siguientes:
- Tratamientos químicos alternativos, como los que se realizan con bromo o con oxígeno. Por lo general, provocan menos problemas en la piel y producen compuestos menos irritantes, por lo que son perfectos para personas más sensibles. Sin embargo, son bastante más caros que el cloro tradicional, además de más difíciles de aplicar correctamente.
- Tratamiento con sal. En este tipo de tratamiento, se añade al agua una cierta cantidad de sal (en concentraciones muy inferiores a las que encontramos en el océano), y se aplica después un proceso de electrólisis. Si se realiza correctamente, esta alternativa tiene todas las ventajas del cloro tradicional y muy pocas de sus desventajas; pero para muchas personas, hacerse con un equipo de electrólisis y realizar el proceso a menudo puede llegar a ser muy engorroso.
- Tratamiento con radiación ultravioleta. En los últimos años, se está popularizando este sistema de limpiado de piscinas, que consiste en hacer pasar el agua por una cámara que irradia el líquido con luz ultravioleta. Así, se eliminan todos los microorganismos y agentes biológicos sin alterar la composición del agua ni dejar residuos en el proceso. Sin embargo, para llevarlo a cabo es necesario adquirir equipo especializado, que puede ser relativamente caro.
- Tratamientos mixtos. Por último, recientemente han aparecido sistemas que realizan un proceso de electrólisis y un tratamiento con luz ultravioleta al mismo tiempo. Estos sistemas garantizan resultados muy buenos, y son bastante fáciles de instalar; pero de nuevo, es posible que su precio eche para atrás a muchas personas a la hora de adquirirlos.
4- Limpiar los filtros y ponerlos en funcionamiento
La última parte del proceso de mantenimiento de piscinas comunitarias implica el limpiado de los filtros de las mismas. Este paso tendrá que llevarse a cabo a menudo, tantas vees como el agua lo requiera, ya que los filtros tienden a acumular grandes cantidades de suciedad y dejan de ser efectivos si no se tratan cada cierto tiempo.
Existen muchos tipos de filtro, siendo algunos de ellos más cómodos que otros a la hora de limpiarlos. Los más modernos te avisan mediante un sistema digital cuando están demasiado sucios, por lo que no tendrás que estar tan pendiente de ellos. Otros, en cambio, requieren ser revisados de manera periódica o cuando el agua no sale tan limpia como debería.
Cada tipo de filtro requiere un mantenimiento distinto, por lo que en este sentido tendrás que seguir las instrucciones de los que haya instalados en tu piscina. Sin embargo, lo más importante suele ser retirar la suciedad que haya podido quedarse pegada, además de vaciar la bolsa de residuos que normalmente incluyen.
5- Llevar a cabo un mantenimiento periódico del agua
Por último, es importante recalcar que los cuatro pasos anteriores serán mucho más efectivos y más llevaderos de realizar si los haces cada cierto tiempo en vez de tan solo una vez al año, cuando se vaya a abrir la piscina al público. En este sentido, limpiar las paredes y el fondo habitualmente, comprobar el pH del agua cada cierto tiempo y comprobar el estado del cloro y el filtro cuando sea necesario puede ahorrarte mucho trabajo y mejorar el estado del agua de tu piscina.
Por supuesto, siempre puedes contratar a un equipo profesional para que se encargue de todo este proceso de mantenimiento; pero si sigues los pasos que has aprendido en este artículo, podrás tener tu piscina totalmente lista para su uso sin la ayuda de nadie más.